Como adultos, somos responsables de mantener nuestra salud. Sabemos que cuidar de nuestro organismo implica una inversión a largo plazo. Todos conocemos o hemos visto a adultos mayores que se ejercitan a diario y a otros que apenas logran moverse. Sin olvidar la importancia de ser un ejemplo para las futuras generaciones ¿cómo pedirles a los niños que se ejerciten y se alimenten sanamente si nosotros no lo hacemos? A eso se le llama; predicar con el ejemplo. El truco es crear hábitos saludables como: sueño reparador, una buena nutrición (una dieta suficiente y equilibrada), actividad física regular. En muchas culturas se hace referencia a la importancia del cuerpo, al compararlo con un templo. No aproveches la ocasión de las fechas para romper los buenos hábitos logrados. Es decir, no justifiques el descuido de tu salud por un cumpleaños, o por los días de fiesta nacional y mucho menos utilizar la época navideña como un destrampe que atente contra tu salud. El objetivo de las fiestas es la convivencia. Recuerda que el problema no es la calidad, sino la cantidad. El hecho de que nuestra cocina sea considerado patrimonio de la humanidad NO implica que abusemos de la misma. La clave es comer porciones pequeñas y frecuentes. Recuerda que está en ti tener un estilo de vida saludable, durante todo el año. Querer es poder ¡no lo olvides!
